lunes, 9 de diciembre de 2024

Actividad física en personas adultas mayores

 

Investigadores de Nueva Zelanda realizaron un estudio con el objetivo de encontrar los efectos de una intervención de actividad fisica moderada sobre la aptitud física y la cognición en adultos mayores sanos con bajos niveles de actividad física.

El estudio fue un ensayo controlado aleatorio de 9 meses con un grupo de intervención (ejercicio asesorado) y un grupo de control activo. Las personas participantes podían realizar solo la medición basal (la primera evaluación) o podían continuar participando en el ensayo, recibiendo mediciones de seguimiento a los 6 meses y a los 9 meses.


Los criterios de elegibilidad fueron los siguientes: mayores de 55 años, capaces de realizar la prueba Timed Up and Go en 20 segundos o menos, la cual es una herramienta para evaluar el riesgo de caídas y la movilidad funcional en personas de diferentes edades y debían tener una puntuación de Mini-Mental Status Examination 25 la cual evalúa la sospecha de síntomas compatibles con el deterioro cognitivo o la demencia.

Las personas que informaron niveles bajos de actividad física al inicio fueron reclutadas para participar en el ensayo. Los bajos niveles de actividad física se definieron como realizar < 7000 pasos al día en promedio. Las personas participantes fueron asignadas a la condición de intervención o a la de control, por un investigador independiente utilizando un generador de números aleatorios.

La intervención fue una versión adaptada del protocolo COACH, un programa de asesoramiento físico basado en podómetros, diseñado para fomentar la actividad física diaria de intensidad baja a moderada. En este estudio, el protocolo se amplió a 7 sesiones por semana de 45 minutos cada una, en un periodo de 6 meses, con una sesión de seguimiento 9 meses después del inicio donde el objetivo fue incrementar la actividad física diaria, como caminar, andar en bicicleta o realizar tareas domésticas. Los participantes registraron diariamente sus pasos con un podómetro y otras actividades en un diario, convirtiendo las actividades no ambulatorias como ciclismo o jardinería en pasos usando el criterio de 100 pasos por minuto.

Los participantes en el grupo de control realizaron siete sesiones de estiramiento muscular de 45 minutos cada una, programadas para 6 meses.

Como resultado importante, la intervención de ejercicio asesorado, en comparación con el control, aumentó el nivel de actividad física, pero no mostró un efecto significativo en la aptitud física y la cognición. Pero aquellas personas que aumentaron su actividad física un 35% o más mostraron mejoras significativas en la capacidad aeróbica, velocidad de marcha, memoria verbal, funcionamiento ejecutivo y cognición global, en comparación con aquellos que no lograron un aumento del 35%.

Los resultados secundarios mostraron una disminución en el número de limitaciones en actividades de la vida diaria en el grupo de intervención y una mejora relativa en la salud mental de aquellos en el grupo de control. 

A la luz de los posibles beneficios de la actividad física en la aptitud física y el funcionamiento cognitivo, se recomienda un enfoque ambicioso hacia la prevención del deterioro cognitivo y la demencia al estimular el compromiso sostenido en niveles moderados a altos de actividad física, a lo largo de la vida. 

 

Fuente:

Galle, S. A., Deijen, J. B., Milders, M. V., De Greef, M. H. G., Scherder, E. J. A., van Duijn, C. M., & Drent, M. L. (2023). The effects of a moderate physical activity intervention on physical fitness and cognition in healthy elderly with low levels of physical activity: a randomized controlled trial. Alzheimer's research & therapy15(1), 12. https://doi.org/10.1186/s13195-022-01123-3