Investigadores
de Nueva Zelanda realizaron un estudio con el objetivo de encontrar los efectos
de una intervención de actividad fisica moderada sobre la aptitud
física y la cognición en adultos mayores sanos con bajos
niveles de actividad física.
El
estudio fue un ensayo controlado aleatorio de 9 meses con un grupo de
intervención (ejercicio asesorado) y un grupo de control activo. Las personas participantes podían realizar
solo la
medición basal (la primera evaluación) o podían continuar
participando en el ensayo, recibiendo mediciones de
seguimiento a los 6 meses y a los 9 meses.
Los criterios de elegibilidad fueron los siguientes: mayores de 55 años, capaces de realizar la prueba Timed Up and Go en 20 segundos o menos, la cual es una herramienta para evaluar el riesgo de caídas y la movilidad funcional en personas de diferentes edades y debían tener una puntuación de Mini-Mental Status Examination ≥ 25 la cual evalúa la sospecha de síntomas compatibles con el deterioro cognitivo o la demencia.
Las personas que informaron niveles bajos de actividad física al inicio fueron
reclutadas
para participar en el ensayo. Los bajos niveles de actividad física se
definieron como realizar < 7000 pasos al día en promedio. Las
personas participantes fueron asignadas a la condición de intervención o a la de control, por un investigador
independiente utilizando un generador de números aleatorios.
La intervención fue una
versión adaptada del protocolo COACH, un programa de asesoramiento
físico basado en podómetros, diseñado para fomentar la actividad física diaria
de intensidad baja a moderada. En este estudio, el protocolo se amplió a 7
sesiones por semana de 45 minutos cada una, en un periodo de 6 meses, con una
sesión de seguimiento 9 meses después del inicio donde el objetivo fue
incrementar la actividad física diaria, como caminar, andar en bicicleta o
realizar tareas domésticas. Los participantes registraron diariamente sus pasos
con un podómetro y otras actividades en un diario, convirtiendo las actividades
no ambulatorias como ciclismo o jardinería en pasos usando el criterio de 100
pasos por minuto.
Los
participantes en el grupo de control realizaron siete sesiones de estiramiento
muscular de 45 minutos cada una, programadas para 6 meses.
Como resultado importante, la intervención de ejercicio asesorado, en comparación con el
control, aumentó el nivel de actividad física, pero no mostró un efecto
significativo en la aptitud física y la cognición. Pero aquellas personas que aumentaron su
actividad física un 35% o más mostraron mejoras significativas
en la capacidad aeróbica, velocidad de marcha, memoria verbal, funcionamiento
ejecutivo y cognición global, en comparación con aquellos que no lograron un
aumento del 35%.
Los
resultados secundarios mostraron una disminución en el número de limitaciones
en actividades de la vida diaria en el grupo de intervención y una mejora
relativa en la salud mental de aquellos en el grupo de control.
A la
luz de los posibles beneficios de la actividad física en la aptitud física y el
funcionamiento cognitivo, se recomienda un enfoque ambicioso hacia la
prevención del deterioro cognitivo y la demencia al estimular el compromiso
sostenido en niveles moderados a altos de actividad física, a lo largo de la
vida.
Fuente:
Galle, S. A., Deijen,
J. B., Milders, M. V., De Greef, M. H. G., Scherder, E. J. A., van Duijn, C.
M., & Drent, M. L. (2023). The effects of a moderate physical activity
intervention on physical fitness and cognition in healthy elderly with low
levels of physical activity: a randomized controlled trial. Alzheimer's
research & therapy, 15(1), 12. https://doi.org/10.1186/s13195-022-01123-3